Por Jaime Aranda*,

Lima, 18 de noviembre de 2021.-  Desde que lanzamos el Taller de Ideas Disruptivas en el año 2014, muchas cosas han pasado, compartir experiencias con profesionales de diversos rubros empresariales, muchas horas de vuelo en conocimiento, buscando que todos, o por lo menos la mayoría de ellos, se lleve una guía metodológica, que contenga las herramientas prácticas necesarias, para desarrollar una posible solución en sus proyectos o negocios. 

Uno de los principales retos siempre fue, ¿cómo llevar este proceso de forma dinámica e intuitiva? Nosotros optamos por aplicar “learning by doing” es decir, un aprender a partir de la confrontación con diversas experiencias retadoras, por qué en definitiva, si no hay un elemento catalizador durante el proceso, siempre hay riesgo de que las personas consideren que el Design Thinking; o en general cualquier metodología aplicada para generar procesos de innovación, es simplemente un manual de recetas efectivas. 

Incluso, nos podemos sentir cómodos cuando tenemos un manual con una serie de pasos de forma secuencial y que seguimos a pie juntillas. Además, creemos que todo lo que vamos a necesitar está ahí y ¡listo! un producto innovador saldrá del horno y todos querrán probarlo. Lamentablemente, nada más lejos de la realidad. 

Por suerte, durante la realización del taller, contamos con personas en su mayoría, con mente abierta a cuestionar lo ya establecido o con la mejor disposición a sentirse algo incómodas, y a pesar de ello, seguir encontrando pistas, atando cabos sueltos e ir armando su propio rompecabezas para entender y enfrentar este tipo de procesos, en medio de la incertidumbre. Y a pesar de ello, avanzar confiando en que las cosas que fueran descubriendo, les darían claridad y sentido al “crazy wall ”*de información visual.

Luego de ordenar y analizar toda esta información, construimos prototipos de aprendizaje, y gracias a un feedback constante, los participantes tomaron decisiones que les permitieron lograr un determinado proceso o servicio, un producto o proyecto o simplemente para sus labores en el trabajo o en su vida. 

¿Podemos imaginar o construir algo?

Para manejar esta alta incertidumbre e ir encontrando los hallazgos, hicimos el esfuerzo de diseñar e ir validando un conjunto de lienzos (organizadores visuales), que les dieran a los participantes el estímulo adecuado para responder una serie de preguntas cuestionadoras en cada sesión. 

Por ejemplo, preguntas de lo que podría estar pasando a los usuarios en determinado contexto, sus necesidades y comportamientos; de lo que nos gustaría que pasara con los usuarios y cómo podríamos ayudarlos a alcanzar sus metas. En algún punto todo lo anterior abre una pregunta clave, ¿cómo podríamos imaginar lo inimaginable para lograrlo? En cada edición del taller comprobamos una y otra vez, que no somos capaces de imaginar lo inimaginable, es decir, pensar en algo que se pueda construir y brinde valor y beneficios sostenibles, y no sea solo una copia adaptada y apropiada sin ninguna mejora. 

Esto es algo que sucede en contadas ocasiones, ya que es un esfuerzo que demanda una enorme cantidad de disposición y energía, primero para derribar nuestros sesgos, nuestras creencias, nuestro modo de hacer; y a partir de sentir cierta vulnerabilidad, de no tener todas las respuestas, y con ciertas dosis elevadas de empatía y pensamiento holístico-que derriben o reduzcan los pensamientos lineales, jerarquizados-retarnos a pensar más allá. Ojo, que este tipo de pensamiento lineal, es el que nos permite por ejemplo leer este artículo o cualquier otro texto que nos interese; pero para encontrar soluciones a problemas complejos, necesitamos un tipo de pensamiento visual, que la mayoría de nosotros no lo practicamos seguido, pero si hemos hecho alguna vez un mapa mental, lo hemos aplicado de todas formas. 

Pensar en lo visual 

¿Por qué es tan importante saber esto? Pues la realidad nos muestra problemas que requieren cambios sistémicos. Hay que cambiar las estructuras que nos han llevado a lo que vivimos hoy, en medio de profundas desigualdades, y necesitamos cuánto antes empezar a crear soluciones que vayan más allá de lo conocido. Necesitamos aprender a imaginar lo inimaginable, y para ello, el Design Thinking o cualquier otro método o enfoque de innovación, nos puede ayudar si dejamos de pensar linealmente y empezamos a poner muchísima más información en el proceso para relacionarla visualmente. 

Por último, una vez que logramos lo anterior, nos queda un reto más, ¿cómo convencer a los demás en mi organización, en mi empresa, en una entidad pública o incluso a mi equipo de trabajo a hacer algo distinto? y no caer de pronto en el terreno de lo seguro, de aquello que conocemos, simplemente por qué en el fondo nos da miedo intentar algo nuevo. Pues, no hay una respuesta para ello, cada proyecto es único, pero si se logran identificar las barreras y restricciones sean personas o procesos, se podrán crear planes de contingencia, propuestas de solución para ser usados en su momento por cualquier colaborador o empresa. 

 

*An evidence board (or «crazy wall») is a common background feature in thriller and detective fiction movies and TV. It features a collage of media from different sources, pinned to a pinboard or stuck to a wall, and frequently interconnected with string to mark connections. Fuente: From Wikipedia, the free encyclopedia

*Artista Visual y Diseñador Estratégico en entidades públicas y privadas. Scrum Master certificado por Scrum Alliance. Especialización en Economía del Comportamiento por la Universidad del Pacífico. Cofundador de PiscinaLab PUCP. Director general de Frena La Curva Perú, plataforma ciudadana para enfrentar la COVID19 en más de diez países. Docente del CIDE-PUCP. Ha desarrollado con éxito más de 20 ediciones del Taller de Ideas Disruptivas usando la metodología Design Thinking.