Por: Omar Alfaro
En el 2018 un tribunal italiano ordenó a la madre de un menor de 16 años a no publicar en Facebook las imágenes de su hijo y a pagar una multa de diez mil euros por haberlos publicado sin su permiso.
Es claro que a medida que evoluciona nuestro contacto con el mundo de las redes sociales y la tecnología conceptos como privacidad o manejo de datos cobran cada vez mayor relevancia en nuestras vidas.
Un dato personal es cualquier tipo de información que identifica a una persona: nombres, fotografía, teléfono, correo, dirección, información bancaria, geo-localización, entre otras.
Cualquier empresa que use datos personales debe cumplir diversas obligaciones: obtener el consentimiento para usarla, registrar los bancos de datos donde se almacenen, implementar políticas para un tratamiento seguro y confidencial, capacitar a trabajadores y habilitar procedimientos para atender quejas. Sin embargo, en el Perú casi el 80% de empresas desconoce estas obligaciones o las incumple deliberadamente.
Ley de Protección de Datos
De acuerdo a La Ley de Protección de Datos Personales, si una empresa quiere vender pizzas por teléfono, primero debe obtener el consentimiento del cliente para llamarlo, registrarlo en un banco de datos previamente declarado, llamarlo solo para vender pizzas y destruir el número cuando ya no sea necesario.
Pero lo que pasa es que a diario las empresas compran datos de forma ilegal, no los registran, llaman al cliente para fines distintos a vender pizza, mantienen su número por un tiempo indeterminado y los transfieren a diestra y siniestra. Todo esto está prohibido y puede generar multas que, dependiendo de su gravedad y caso, podrían llegar a las 100 UIT (más de cuatrocientos mil soles).
Una forma de que una startup de mensajería o Delivery de comida evite alguno de los riesgos mencionados es implementar Términos y Condiciones y/o Políticas de Privacidad diseñados a la medida de cada empresa. Desafortunadamente muchas empresas “copian y pegan” las políticas de privacidad de la competencia para ahorrar costos y tiempo. Este error se paga más caro al final, pues se corre el riesgo de proteger aspectos innecesarios y desproteger aspectos esenciales. Es como ir a comprar un traje sin siquiera saber la talla ni color.
Antes de firmar un contrato lo leemos para saber qué estamos firmando. Los Términos y Condiciones y las Políticas de Privacidad de las aplicaciones que bajamos son contratos, pero no los leemos.
Facebook y nuestras fotos
Así, entregamos el uso de nuestra información a ciegas. ¿Sabemos qué puede hacer Facebook o WhatsApp con nuestras fotografías o la de nuestros hijos? ¿Conocemos hasta donde estas empresas son responsables y hasta dónde no lo son por lo que le pase a nuestras fotos? ¿Qué pasa si estas redes sociales sufren ataques informáticos y nuestras fotos terminan en manos de redes delincuenciales? ¿Podremos reclamar algo a Facebook o WhatsApp? Podríamos tener todas las respuestas: están en los Términos y Condiciones.
Estas preguntas no son de laboratorio, son escenarios que ya ocurren y deben llamar la atención de las empresas para que sepan usar los datos personales de sus clientes y de los civiles para que sepamos que entregar nuestros datos es un alto riesgo y que en nuestras manos está controlarlo.
En el Hub de Innovación de OpenPUCP, los emprendedores descubren propuestas y alternativas sobre cómo manejar estos riesgos y avanzar a paso firme. La cultura de la privacidad ha llegado al Perú para quedarse, por lo que se avizora un interesante escenario de retos y posibilidades que debemos aprender a manejar.
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